En algunos departamentos conocido como "El ritual de la magia naranja" y en otros tantos como "El ritual mandarina" o "El recorrido de la tangerina". Éste ritual fue registrado por primera vez al rededor del año 1600 por Samuel Pepys, un administrador naval británico. Samuel vio a un grupo de niñas irradiar una energía vital naranja inexplicable y nunca antes vista. Samuel se esforzó por describir la escena en sus textos pero nadie le creyó. "El ritual mandarina" tiene un alto nivel de esoterismo y por eso nunca pudo ser fotografiado (al final del artículo dejo un dibujo ilustrativo para que se hagan maso una idea). Las primeras prácticas del ritual en nuestro país datan de los años 90. El procedimiento consiste en que algunas personas (idealmente cuatro) formen un círculo generando una formación mandarina con el fin de hacer levitar a la semilla central con su energía naranja. Esto no es metafórico, las personas realmente adoptan un tinte naranja, una textura rugosa en la piel y una forma de gajo en el cuerpo. La persona central (idealmente de un signo zodiacal de aire y con la conciencia bastante limpia ―característica que le ha sido difícil encontrar a los practicantes de este ritual, más aún, tratándose de personas de un signo de aire― y principal razón por la que usualmente el ritual falla) que oficia de semilla, se hace diminuta, luce desnuda y levita, for real! Otra cosa exótica que sucede durante la formación mandarina es que las identidades de los participantes se borran, la forma de la mandarina se convierte en la única realidad posible. A causa de esto los participantes no tienen la posibilidad de recordar quién fue el mágico humano de alma limpia que prodigiosamente logro orbitar el evento cítrico desde el mundo aéreo. Por tanto tendrán que disculparme pues jamás podré dar nombre a aquella semilla levitativa con la que compartí ese universo mágico, pero den fe por el amor que le profesan a lo imposible (y les deseo que le profesen amor a lo imposible) de que esta experiencia que cuento verdaderamente ocurrió.
Lucrecia