- Merwina Londés
Alrededor de un tótem sucede un juego del horror que es reunión familiar, tenía algo de mancha o de escondida. La mansión de Atlantic City, en formato decadente, mantiene decoraciones ostentosas en su salón principal. Debemos coleccionar rombos flotantes, verdes y bidimensionales que se encontraban escondidos por el espacio.
En el segundo piso hay un gorila en calidad de enemigo, me inspira pánico al verlo gruñéndome desde la balaustrada de tertulia que da al salón. Comprendo que para ganar tengo que acceder a los rombos del piso en el que se encuentra el monstruo, y la Gusanera, como si fuera mi tía Marinella, me alienta a subir por las escaleras de las esquinas calculando como eludirlo.
- Merwina Londés
Dos tipos de caída en balneario. Al doblar la esquina la Chica Pañuelo me da un folleto y canta Fireworks de Katy Perry jodiéndome mientras camino como si ella fuera alguna clase de caniche antropomorfizado. Llegamos hasta las dunas cruzando el senderito de asfaltado por el que pasan los autos a todo lo que dele levantando la arena. Desde arriba miramos una cancha de vóley a la orilla del mar, la arena seca, las líneas. Hay huellas de tejo. Me doy cuenta de que me va a tirar y la agarro para que caiga conmigo. Rodamos riéndonos. Jugando están Escai y Maribel, hablamos hasta que me trepo a la red, me molestan con ella, con cómo caímos.
Acompaño a Maribel a su casa para llevar unas botellas de champagne, lo hago con la esperanza de que me quiera, o de que me dé un beso. De camino me cruzo con una gata negra y me maúlla. Al entrar a la casa de mis tíos en San Francisco hay cinco gatos negros más. Saludo a su padre, un hombre pelado, y cuando me voy los gatos son perros chiquitos y el que está afuera me gruñe peligroso. Escapo por la puerta trasera encontrándome con un tipo de peinado alto junto a la manguera, lo confundo con Cielo, me dice que no es fin de año.
- Merwina Londés
Me aisló en la casa de papá y Rosa me entrena. Recibo muchos poderes y me doy cuenta de que en la escuela otras personas también tienen poderes, pero yo tengo varios poderes más así que en una noche tras caerme al lago y quedar en vergüenza, mi amigo me aconseja que le diga a Rosa de la totalidad de mis poderes para así eso no se repita.
Yo iba por las calles que circundan la casa de papá, más específicamente por la esquina de Cádiz una cuadra para abajo, por donde estaba el video club y la automotora. No recuerdo cuales eran los poderes, pero creo que me representaba a mí mismo como Rojo[1]. Rosa, según recuerdo, era su madre, que después también sería la madre de Teo[2]. Por esto es posible que, al ser Rojo, el poder pudiera tener algo que ver con la fuerza para agrupar.
Me acuerdo las escenas de la escuela como chispazos, no puedo determinar qué escuela era o si era una escuela, pero me animo a decir que en esta oportunidad no trataba de Wara, ni del 5, ni del Zorrilla. Me acuerdo otro momento en el que yo estaba volando cerca de la banderola de mi cuarto.
[1] El muñeco.
[2] El personaje de La Puerta Azul (mi primera novela).